lunes, 16 de enero de 2012

El temblor del aula

Lo primero es lo primero: gracias por invitarme a particpar en esta iniciativa y mis felicitaciones a todos los que la habéis creado. Y ahora, una nota, una cita, quizá un comentario fugaz. María Zambrano escribió una vez, en un texto breve de 1965 titulado "La tarea mediadora del maestro" -recuperemos a nuestros ensayistas, magníficos, ahora que este género, desafortunadamente, parece decaído (y quizá intentemos reivindicarlo en nuestro espacio: como ensayo pedagógico)-, donde decía que "podría medirse quizás la autenticidad de un maestro por ese instante de silencio que precede a su palabra, por ese tenerse presente, por esa presentación de su persona antes de comenzar a darla en modo activo. Y aun por el imperceptible temblor que la sacude"...creo yo que es ese "temblor del maestro" lo que hace resonar el propio temblor del alumno, y lo conmueve, que con él se yergue, camina y espera atento, buscándose y esperando en su alma que se espera. Aquél no le transmite su saber, ni sus conocimientos, sino algo más importante: un espacio de tiempo, un camino de tiempo.Y juntos parace que articulan, no sus saberes, sino sus ignorancias, todo lo que les falta. Merece la pena ese encuentro, ahora que todo, en nuestras universidades, parece medido, y ta "competente. Bueno, imagino un espcio de inteligencia y sensibilidad en nuestras aulas, donde lo mejor que se pensó y se dijo, la pasión intelectual y del corazón que atravesó a los que nos precedieron en el tiempo, vuelve a resonar en nuestras manos, cuando leemos un buen libro, y en nuestras 
mentes, cuando pensamos sus palabras. Y así, temblamos.

 Arendtiana

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